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Vendedores de flores a la caza de las peregrinaciones

La poca afluencia de personas en las peregrinaciones tumbó la venta de esta temporada

Más que un fervor guadalupano o amor por la virgen de Guadalupe, los vendedores de flores de Matamoros se apostan en las afueras del recinto sagrado que se ubica en la calle Tres y Solernau buscando compradores que les permitan llevar el sustento a sus hogares, pero la decadencia de peregrinos de este año los orilló a convertirse en los «cazadores de caminantes», a quienes encuentran y acompañan hasta su llegada a la Iglesia.

Ricardo Ramírez, vendedor de flores desde hace más de ocho años, aseguró que conforme pasa el tiempo disminuye la devoción de los feligreses por la virgen morena, pues cada festividad previa al 12 de diciembre se vislumbra menos personas en las peregrinaciones.

Manifestó que en comparación con el 2017, este año, el índice de peregrinos disminuyó hasta en un 50 por ciento, ya que las caravanas de devotos consideradas como fructíferas, eran aquellas que albergaban a mas de 500 integrantes provenientes de diversos ejidos, de las colonias de la periferia y de algunas plantas maquiladoras; pero este año no rebasaron las 150 personas.

«La venta esta muy floja. Ya sabemos que cada año es lo mismo, pero no creíamos que nos iba a dar un bajón tan fuerte, es decir, siempre baja un cinco o un ocho por ciento, pero este año vino la mitad de las peregrinaciones y en ella se veía la mitad de la gente que viene el tiempo atrás. Ya son las 11 de la mañana y los puestos de ventas no están abiertos. A esta hora el año pasado, ya habíamos vendido hasta tres paquetes de flores», dijo.

Mencionó que la práctica de «cazar» a los peregrinos comenzó cuando se dieron cuenta de que los feligreses no cargan con los arreglos florales durante todo el trayecto, lo cual les deja en ventaja para venderles las rosas durante el trayecto a la Iglesia.

Explicó que junto a sus compañeros de venta se organizaron para plantarse en diversos puntos de la ciudad y recorrer las calles en vehículos propios, así como acercarse a las avenidas donde se escuchen los tamborazos de los matlachines, ya que solo así lograrán terminar de vender sus flores.

Manifestó que como última esperanza les queda la celebración del 12 de diciembre, ya que los feligreses compran las rosas para dejarlas en el altar previo a las mañanitas y durante la fiesta grande en honor a la virgen morena.