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REYNOSA UNIDAD EN ORACIÓN, PREPARAN SITIO DE JERICÓ

En Primera Semana Eucarística, Adoración al Santísimo

Con el poder de la fe y la oración, esperan bendiciones

Para rezar por la paz, jerarcas católicos iniciaron los preparativos para realizar en fecha próxima intensa jornada de oración, alabanzas, canticos, testimonios y sanación y de las personas en la Parroquia de San José en esta ciudad, con la excelente asesoría del Padre José Helio Cantú Moreno, de la orden de los Legionarios de Cristo, en estrecha coordinación y comunicación con el párroco Eugenio Gutiérrez.

El propósito del magno evento que tendrá una duración de 7 días ininterrumpidos, es “derribar las murallas” con el extraordinario poder de la fe y la oración”.

En días recientes el Padre José Helio Cantú arribó a la ciudad de Reynosa, Tamaulipas, procedente de Nueva York, para guiar con su vasta experiencia y asesoría los trabajos de preparación y organización, en coordinación con líderes y representantes de la comunidad católica que asistieron ya en el salón parroquial a una reunión previa para tratar asuntos relacionados con la logística.

“A este evento también lo podemos llamar Primera Semana Eucarística, ya que el nombre de Sitio de Jericó lo conoce poca gente”, explicó en su exposición el sacerdote.

Según la narración bíblica en aquellos tiempos “Jericó estaba fuertemente custodiada contra los hijos de Israel; nadie salía ni entraba en ella”, por lo que cuando Josué hizo todo lo que le había ordenado Dios, día por día, en el día séptimo, cuando el pueblo oyó el sonido de las trompetas, lanzó un grito continuando y las murallas de Jericó cayeron. (Sitio de Jericó “Un Mensaje para América” Manual de Oraciones Pbro. Aristeo Salas).

Recordó que en la época contemporánea El Sitio de Jericó comenzó en 1979 cuando el Papa Carol Wojtyla fue a visitar Polonia, desapareciendo todos los obstáculos que se le imponían, y en 1987 se aprobó en Roma.

En esta sociedad en que se vive actualmente, se han levantado murallas fuertes y al parecer indestructibles, formadas por la maldad, el odio, la guerra y el materialismo que impiden conquistar el Reino del Sr. y el triunfo del bien y de la justicia.

Es necesario echar abajo esas murallas, “de ahí la importancia de hacer el llamado Sitio de Jericó en todas las iglesias y parroquias de la Diócesis de Matamoros”, destacó el sacerdote.

“La situación que estamos viviendo actualmente es consecuencia del pecado”, afirmó por su parte el párroco Eugenio Gutiérrez de la Iglesia San José.

Asimismo invitó a todos los católicos de Reynosa para que participen en la intensa jornada de oración y Adoración al Santísimo. “Purifíquense porque mañana el Sr. Dios va a obrar maravillas y a derramar bendiciones”, expresó.

Antes el Padre Cantú Moreno recomendó anunciar oficialmente y hacerle promoción el domingo a la Primera Semana Eucarística o Sitio de Jericó, que va a ser los 7 días.

La convocatoria dirigida a todos los católicos y a todos los habitantes de Reynosa y la región se puede hacer con las siguientes palabras: “Vengan a Jericó, vengan a ver a Dios, hagan sus peticiones”, recomendó el sacerdote.

“Hay que evangelizar al mismo tiempo, con la presencia de Jesús en la Eucaristía, vamos a triunfar, hay que hacer ayuno, oración y promoción”, señaló el Padre Cantú Moreno, quien comentó que será el Párroco Eugenio Gutiérrez quien decidirá la fecha en la que se llevará a cabo la Primera Semana Eucarística, también conocida como Sitio de Jericó, en donde habrá testimonios de las bendiciones y milagros obtenidos con la ayuda de Dios, a través del poder de la fe y la oración de la comunidad, a la que se le hace una cordial invitación para participar para lograr la paz y la tranquilidad de Reynosa, unida en oración, que es el lema del referido evento que se llevará a cabo en fecha próxima, invitando a todos los católicos y ciudadanos para que se preparen.

¿QUIÉN ES EL PADRE JOSÉ HELIO CANTÚ MORENO?

Nació en la ciudad de Reynosa, Tamaulipas. Estudió ingeniería agrónoma en la UMAN (Universidad México Americana del Norte). Ingresó al noviciado de la Legión de Cristo en la ciudad de Salamanca, España. Cursó sus estudios humanísticos y de filosofía en Estados Unidos. Ha sido orientador de jóvenes y adolescentes en Curitiba, Brasil. Hizo el bachillerato de teología en el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum de Roma y actualmente trabaja con jóvenes en Joinville, Santa Catarina, Brasil.

Él mismo sacerdote narró su vida: “Mi nacimiento fue un milagro de Dios nuestro Señor”, como él mismo lo narró en su testimonio vocacional con el título “Dios nos dio la Vida para hacer Algo Grande”.

“Cuando nací el doctor le dijo a mi mamá que rezara mucho, pues mi vida estaba en peligro ya que respiraba con dificultad. Mi madre salió esa noche a la terraza del hospital y con los ojos llenos de lágrimas le pedía al Señor de la vida que me dejara vivir. Ella hizo la promesa de que si vivía me iba a poner por nombre José. Gracias a Dios me recuperé del nacimiento precoz y gozo de buena salud, anotó.

DIOS PREPARABA SUS PLANES

Corría el mes de junio de 1987 y en la fiesta del Sagrado Corazón me invitaron a hacer un retiro espiritual para jóvenes. A los 17 años tuve mi primer encuentro profundo y personal con la persona de Cristo. Hice mi primera “jornada de vida cristiana” que consistía en un retiro de cuatro días en compañía de unos 50 jóvenes. Fue una gran experiencia del amor de Dios pues conocí y experimenté el gran amor de Cristo para con todos los hombres. En mi ficha de compromiso decía lo siguiente: “La vida se nos dio para hacer algo grande”.

Seguí participando en el grupo de jóvenes todos los sábados. Por las noches estudiaba la carrera de agronomía y por el día le ayudaba a mi papá en los ranchos y en una oficina que teníamos de compra y venta de chatarra. El tiempo seguía su curso y empecé a asistir a la iglesia todos los domingos y algunos días entre semana para reunirme con los jóvenes de las jornadas. Toda mi vida se resumía en servir y hacer apostolado en el movimiento de jornadas. Cristo fue llenando mi vida de alegría y de paz durante esos años juveniles.

En 1992 sentí un gran interés por hacer un preseminario con los padres vicentinos, en la Ciudad de México. Asistí todo el verano pero al final tuve que regresar a casa pues no tenía todo el apoyo de mis padres para entrar al seminario.

Regresé a Reynosa ese verano y aunque mi vida espiritual disminuyó un poco, no dejé de participar del encuentro con los jóvenes todos los sábados. Dios estaba preparando sus planes para un poco más adelante. Después de tres años fue cuando conocí al primer legionario de Cristo.

En 1995 cuando mi hermano menor de 12 años asistió a un cursillo de verano de los legionarios de Cristo en la ciudad de Monterrey, era el único niño de Reynosa que estaba ahí. Nada es coincidencia en los planes de Dios sino providencia. Al final del cursillo mi hermano Luis Carlos decidió regresar a casa. Cuando fui a recogerlo con mi mamá pedí una entrevista con un padre para hablarle de mis inquietudes vocacionales. Fue entonces cuando conocí al P. Ricardo Sada, LC. Era el mes de agosto de 1995. Quedó de invitarme a participar de las convivencias de Navidad y de Semana Santa. Participé en ellas y después comencé a prepararme para el curso vocacional de verano de 1996 en la ciudad de Monterrey.

El noviciado lo hice en Salamanca, España, y fue una gran experiencia de vida espiritual. Después fui a Estados Unidos para hacer las humanidades clásicas y la filosofía.

La presencia de la Virgen María fue fundamental en mi vocación, ella como buena madre me enseñó a amar a Jesús.

Ahora le doy gracias a Dios por todos los dones recibidos, por haber tenido para conmigo una gran misericordia. Dios llama, es verdad, eso lo puedo decir yo que experimenté su gran amor. Sólo Cristo es nuestro verdadero amigo, el que nunca nos abandona y el que siempre está a nuestro lado en los momentos de dificultad y alegría. Gracias, Jesús, por tu gran amistad, dame fuerzas para demostrarte mi amor con obras y generosidad. Son muchas las cosas que he dejado pero son nada comparadas con la amistad que encuentro en ti.

Agradezco de corazón a Nuestro Padre Fundador, al P. Álvaro Corcuera y a todos mis formadores legionarios por la gran confianza que han depositado en mí para ser sacerdote: otro Cristo. Gracias, Señor, por invitarme a formar parte de la Legión de Cristo que es obra tuya”, concluyó.