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Angelina Jolie visita el oeste de Mosul

En Mosul, la segunda ciudad más poblada de Irak, cerca de 40.000 casas necesitan ser rehabilitadas

Muchos de los residentes huyeron cuando ISIS tomó el control para dirigirse hacia el este o a los campamentos del sur. Tras la liberación de la zona, están regresando a la ciudad, pero tendrán que enfrentarse a importantes dificultades para recuperar esta urbe que se cierne entre las ruinas.

“Es la mayor devastación que he visto durante mis años en ACNUR”, declaró Angelina Jolie. “Esta gente lo ha perdido todo y el trauma y las pérdidas que han sufrido no tiene parangón”.

La enviada especial ha elogiado la perseverancia de las familias que están volviendo, pero se siente consternada ante la indiferencia que muestra el resto del mundo.

“No tengo palabras para describir la fortaleza que implica reconstruir pérdidas como estas, pero es lo que la gente de este lugar está haciendo. Están desconsolados y traumatizados, pero también tienen esperanza. Limpian sus casas con sus propias manos, se presentan voluntarios y ayudan a los demás. Pero necesitan nuestra asistencia”.

Angelina Jolie ha mostrado su indignación ante el que “la gente que ha sufrido una brutalidad sin precedentes tenga tan poco para intentar, de alguna manera, reconstruir las vidas que alguna vez tuvieron”.

De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas, una familia le mostró su hogar destruido. Durante las hostilidades, un bloque de argamasa cayó del tejado e hirió a su hija de diecisiete años. Cuando la llevaron al médico, no la atendieron y finalmente murió desangrada.

“Zubayda era muy sociable, enérgica, sencilla y generosa. Si tenía un solo bocado para comer, se lo daba a sus hermanos”, dijo su padre Mohamed.

Dado el estado de su casa, Mohamed, su mujer y sus tres hijos estuvieron un tiempo en casa de sus vecinos, pero el espacio no era suficiente.

“Quiero reconstruir la casa y volver. Aunque conservo recuerdos dolorosos aquí, ¿adónde voy a ir? Tengo que regresar a casa”.

Otra familia le contó a la enviada que, una vez tenga la documentación en orden, planean reconstruir su casa. La hija de ocho años, Falak, sufre un trastorno monogenético y lleva dos años sin tratamiento, desde que su médico huyó.

Unos militantes mataron a su primo ante sus ojos y no es capaz de superar el trauma.

“Tiene miedo incluso cuando escucha fuegos artificiales”, señalaba el padre.