¡Gracia y Paz! a todos: Obispo Ruy Rendón Leal
En el marco de la tradicional celebración de la Semana Santa el Obispo de la Diócesis de Matamoros, Ruy Rendón Leal, envió a las parroquias de esta ciudad un mensaje fraternal de ¡gracia y paz” a todas las personas, en particular a los fieles católicos, y recordó la importancia del Jueves Santo y la institución del sagrado sacramento.
“La celebración de la Cena del Señor, el Jueves Santo, nos pone en la intimidad del cenáculo, lugar en el que Jesús, entregándose a sí mismo: “esto es mi cuerpo”, “esta es mi sangre” (cfr. Mc 14,22.24), instituye el sacramento que alimenta, el pan de vida, el alimento de salvación”, citó el obispo en su mensaje.
Esta presencia real de Jesús en su Iglesia en el sacramento de la Eucaristía, nos muestra la vivacidad de las palabras de Jesús: “Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo” (Mt 28,20), agregó Rendón Leal.
De igual forma, unido a este sacramento de vida eterna, el Señor Jesús manda a sus amigos que el memorial de su entrega amorosa se realice siempre: “Hagan esto en memoria mía” (Lc 22,19), instituyendo así el sacerdocio ministerial, sacerdocio que es servicio, que es seguimiento del Maestro, que es entrega, señaló.
“La preparación a la Pascua que hemos vivido durante estas semanas de Cuaresma nos ha ayudado, sin duda, a suscitar en nuestra mente y en nuestro corazón una auténtica conversión. Hemos estado siguiendo de cerca a Jesucristo, poniendo en práctica su Palabra, fomentando la oración, el ayuno y la limosna”, citó en su mensaje el Obispo de la Diócesis de Matamoros.
Ahora, al iniciar la Semana Santa con la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, nos adentramos de lleno en la celebración de los misterios más importantes de la vida de nuestro Señor: su pasión, muerte, sepultura y gloriosa resurrección. Estos misterios que dan sentido a nuestro ser cristiano y nos llevan al anuncio gozoso de la salvación, deberán ser contemplados, reflexionados y vividos por cada uno de nosotros, señaló.
El Triduo Pascual que empezamos a vivir en estos días, manifiesta el camino que hemos de seguir, el camino de la donación personal, de la entrega total, de la vida eterna, apuntó.
VIERNES SANTO, DE LA PASIÓN DE CRISTO
El Viernes Santo, de la Pasión de Nuestro Señor, nos conduce a acompañar a Jesucristo, a cargar con Él la cruz; es entonces que resuenan las palabras del Maestro: “El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga” (Mt 16,24).
“Seguir a Jesús implica cargar con nuestra propia cruz, seguir a Jesús significa morir en la cruz de cada día, en esa cruz que da vida, en esa cruz que da la salvación. Los acontecimientos cotidianos que vivimos como sociedad nos han hecho cargar con nuestra cruz, proclamando con nuestras obras y con nuestras actitudes que Cristo es la salvación; sin embargo, la cultura de la muerte, la violencia, la inseguridad, el miedo del día a día, busca que nos hundamos en la desesperanza, en el sin sentido, en el dolor, en el sufrimiento que ahoga y atormenta, busca apartarnos del camino que Cristo nos ha señalado”, expresó en su mensaje.
“Llegar a la cruz significa vencer todo desconsuelo, vencer toda desesperanza; llegar a la cruz y morir en ella es hacer vida las palabras de Jesús: “Porque él que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará” (Mt 16,25). La muerte de Cristo en la cruz, no es un fracaso, no es el fin; la muerte de Cristo en la cruz no es darle el triunfo al sin sentido. La muerte de Cristo en la cruz es la confirmación de la misericordia, es la manifestación plena del amor pues “No hay amor más grande que dar la vida por los amigos” (Jn 15,13). La muerte de Cristo en la cruz es el precio de nuestra redención”, señaló Rendón Leal.
En la noche de la Vigilia pascual, la Iglesia aguarda expectante el momento glorioso de la Victoria plena de Cristo con su resurrección. La liturgia de esta noche, cargada de signos hermosos, nos va llevando de la oscuridad a la Luz gloriosa, nos va llevando de la desesperanza a la esperanza, abundó.
“En efecto, al escuchar la Historia de la Salvación del Pueblo de Israel y contemplar la presencia de Dios en su Iglesia, con un corazón que arde al igual que el Cirio Pascual, nos llenamos de gozo y alegría por la presencia de Cristo, vivo y resucitado, entre nosotros.
Este es el gozo y la alegría que nos da esperanza, es la victoria de Cristo sobre el mal, sobre la muerte”, citó.
Esta misma victoria es la que nos anima a caminar con seguridad en esta realidad que vivimos y a llenarnos de esperanza en que pronto pasará nuestra situación de sufrimiento y dolor, añadió el Obispo Rendón Leal.
“La resurrección del Señor nos anima a dar pasos firmes en la construcción e impulso de la paz, en la formación de familias más humanas y más cristianas, en la manifestación de la misericordia que viene de Dios”, externó.
La resurrección de Cristo es, pues, el impulso para seguir caminando por los caminos del Evangelio y el motivo para ser discípulos y misioneros constructores e impulsores de la paz, subrayó.
“Que los misterios de la pasión, muerte, sepultura y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, misterios de nuestra redención, nos ayuden a proclamar con nuestro diario vivir que Cristo está vivo y ha resucitado. Felices Pascuas de Resurrección”, concluyó el Obispo de la Diócesis de Matamoros.
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