CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- La Secretaría de Salud descartó la presencia de casos de viruela y de sarampión entre los migrantes localizados este lunes en dos tráileres a la altura del municipio de Soto la Marina por el Instituto Nacional de Migración (INM).
Precisó que México tiene más de 70 años sin viruela, mientras que el último caso autóctono de sarampión, se registró en 1995.
Luego de que los 285 migrantes, en su mayoría de origen guatemalteco, fueran trasladados a la Subdelegación de la Fiscalía General de la República, en Ciudad Victoria, la Secretaría de Salud activó las brigadas médico epidemiológicas para efectuar acciones preventivas.
Se otorgaron 117 consultas médicas, encontrando 31 sanos, 34 infecciones respiratorias, tres menores de edad con cuadro de exantema compatible con varicela, tres casos de diarreas y 43 consultas entre cefaleas, traumatismos y lumbalgias.
Se atendió a una mujer en su segundo trimestre de embarazo y se tomó la presión arterial, pulso y temperatura al 100 por ciento de los migrantes, entre ellos 50 menores de edad, para descartar cualquier enfermedad infecto contagiosa en evolución. Cabe señalar que la gran mayoría presentó un cuadro de deshidratación leve.
En tanto, verificadores de la Comisión Estatal de Protección contra Riesgos Sanitarios (COEPRIS) realizaron muestreos para garantizar la adecuada calidad del agua y alimentos que les son proporcionados.
La prioridad es proteger la salud de los tamaulipecos y atender a la población migrante que recorra el territorio estatal, para disminuir la probabilidad de brotes o epidemias, citaron fuentes de la dependencia.
La Secretaría de Salud mantiene la vigilancia y monitoreo de pacientes en refugios temporales ubicados en municipios fronterizos, que en últimas fechas reportan un aumento en la llegada de migrantes de distintas nacionalidades.
En ninguno de ellos se han presentado enfermedades de interés epidemiológico, sin embargo, la vigilancia es permanente ya que las enfermedades de distribución cosmopolita y asociadas a las situaciones de precariedad económica o marginación social, suponen un mayor riesgo de transmisión a nuestra población.
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