En el Marco del Día Mundial de la Lucha contra el Sida, datos oficiales revelan la detección de casi mil casos ceropositivos en los elementos de seguridad mexicanos
De acuerdo con los datos se registraron 813 casos en la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) 156 en la Marina (Semar), y 16 en la Guardia Nacional. Todos con atención médica.
Para el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre Sida (ONUSIDA), el personal militar corre un elevado riesgo de exposición a las infecciones de transmisión sexual (ITS), incluida el VIH.
En 1988 dicho programa ya hacia hincapié en que este sector es de tres a cinco veces más vulnerable que la población civil de la misma edad. La diferencia puede ser aún mayor en tiempos de conflicto armado.
Según el mismo informe entre los factores determinantes que acrecientan su vulnerabilidad, está la práctica de destinar a los soldados lejos de sus comunidades tradicionales y de su familia durante períodos de tiempo variables.
Aunado a ello se observó que el personal militar femenino es especialmente vulnerable. Además de correr un riesgo más elevado de contraer el VIH por las razones fisiológicas se suma la desventaja en las negociaciones sexuales. Cabe mencionar que actualmente, cada semana, alrededor de 5 mil mujeres jóvenes de entre 15 y 24 años contraen la infección por el VIH.
Tomando en cuenta que el primer caso en el Ejército Mexicano se detectó en 1989 ser seropositivo en las Fuerzas Armadas aún es un estigma. En el 2007 la Corte ordenó a las Fuerzas Armadas no dar de baja a militares por ser seropositivos.
Teniendo como antecedente casos como el que se dio en 1999 cuando un sargento fue diagnosticado con VIH. Se le practicó un examen de detección sin su consentimiento previo. Fue luego de esto que el Ejército le informó que estaba dado de baja por “inutilidad al servicio”. Tras casi cinco años de litigio y una sentencia en su contra, en el 2014 finalmente logró un segundo fallo favorable.
Así mismo informes del ONUSIDA enfatizan que teniendo en cuenta las elevadas tasas de infección por el VIH que se observan en muchas fuerzas armadas, “una prioridad creciente es la creación de un entorno no estigmatizante y no discriminatorio para los que son seropositivos dentro de la población militar. Esto debe iniciarse con la plena confidencialidad para las pruebas del VIH”.
En el 2020 se propuso la modificación del artículo 25 de la ley de Ascensos y recompensas del ejército y Fuerza Aérea Mexicanos y al Articulo 19 de ley de Ascenso de la arma de México con el fin de evitar la discriminación por VIH y/o Sida.
Sin embargo, la discriminación aún persiste, ya que los elementos que tienen VIH han sido reubicados a labores administrativas. De acuerdo con la Sedana esta decisión es para hacer valer el derecho a la protección de la salud según el artículo 4 constitucional.
Sin embargo de acuerdo con la NOM-010-SSA2-2010 (para la prevención y el control de la infección por Virus de la Inmunodeficiencia Humana) “la detección del VIH no se debe utilizar para fines ajenos a los de protección de la salud del individuo en cuestión a menos que sea en acato a una orden judicial; no debe ser solicitada como un requisito para acceso a bienes y servicios de cualquier tipo, ni debe ser considerada como causal médica para afectar los derechos humanos fundamentales o disminuir las garantías individuales estipuladas en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos”.
VIH un virus que persiste
De acuerdo con la OMS en el 2020 se estimaron 1.5 millones (1.0–2.0 millones) de nuevas infecciones por VIH en América Latina y el Caribe. Pese a contar con programas de tratamiento antirretroviral en la región el número de nuevas infecciones no ha descendido en los últimos 10 años.
Así mismo la OMS y ONUSIDA estimaron que en 2020 el 81% de las personas que vivían con VIH en América Latina y el Caribe estaban diagnosticadas, el 65% recibían tratamiento y el 60% de aquellos en tratamiento estaban con carga viral suprimida.
FUENTE: INFOBAE
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