El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ha aceptado que Estados Unidos deporte a su país a migrantes indocumentados que hayan cometido crímenes graves. Además, se ofreció a recibir en sus cárceles a delincuentes peligrosos de nacionalidad estadounidense, ya sean ciudadanos o residentes legales.
El secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, fue el encargado de anunciar estos acuerdos tras reunirse con Bukele en la finca del mandatario en el lago de Coatepeque. “El Salvador aceptará la deportación de extranjeros ilegales en Estados Unidos que sean criminales de cualquier nacionalidad, ya sean del M-13 o del Tren de Aragua, y alojarlos en sus cárceles”, declaró Rubio.
Uno de los puntos más llamativos fue la disposición de Bukele para recibir también a delincuentes estadounidenses encarcelados en su propio país, una oferta que Rubio calificó como “un gesto de amistad sin precedentes”. Tras la reunión, el funcionario estadounidense afirmó que informó sobre esta propuesta al presidente Donald Trump y destacó la relación cercana entre ambos gobiernos.
Bukele adelantó que el acuerdo migratorio entre ambas naciones será “sin precedentes” y reforzará la cooperación en seguridad. La medida ha generado reacciones diversas, con quienes la ven como una estrategia para fortalecer la relación con Washington y otros que critican la carga que podría significar para el sistema penitenciario salvadoreño.