Desempeñan una función esencial en la vida cotidiana
La contaminación, el aumento de la pesca excesiva, la acidificación, el calor sin precedentes, el ruido subacuático, el adelgazamiento del hielo marino en el Ártico y el Antártico han puesto a nuestros mares y océanos en un riesgo sin precedentes. António Guterres alerta de que el mundo se enfrenta a una emergencia y pide que la comunidad internacional les otorgue prioridad.
Los océanos desempeñan una función esencial en la vida cotidiana, ya que son los pulmones del planeta y los mayores productores de oxígeno. Ayudan a regular el clima mundial y constituyen la fuente principal del agua que sustenta toda la vida en el planeta, desde los arrecifes de coral hasta las montañas cubiertas de nieve, pasando por las pluviselvas tropicales y los ríos caudalosos, e incluso los desiertos.
Además, los océanos actúan como un importante sumidero de dióxido de carbono, lo que reduce considerablemente los niveles de gases de efecto invernadero en la atmósfera y esto beneficia a toda la humanidad.
Sin embargo, una reciente encuesta realizada a los líderes mundiales encontró que el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 14, que se refiere a “vida submarina”, es el último en su lista de prioridades.
“Ahora bien, la situación de los océanos nunca ha sido tan peligrosa como ahora”, advierte el Secretario General, António Guterres, en su último informe sobre los océanos y el derecho al mar.
A pesar de los esfuerzos de la comunidad internacional por proteger y preservar el medio marino y sus recursos marinos vivos, la salud de los océanos sigue viéndose afectada por grandes presiones que actúan de forma simultánea como:
- La contaminación, incluida la basura marina, en especial los plásticos,
- La degradación física,
- El aumento de la pesca excesiva,
- Las especies exóticas invasoras,
- El ruido subacuático,
- Los efectos del cambio climático,
- La acidificación de los océanos.
Según datos publicados recientemente, la cantidad estimada de nitrógeno fijado emitido a la atmósfera procedente de la quema de combustibles fósiles y la agricultura es actualmente casi cuatro veces el nivel de las emisiones producidas en 1850.
El contenido de calor oceánico mundial se encuentra en un nivel sin precedentes, la extensión del hielo marino en el Ártico y el Antártico sigue estando muy por debajo de la media y el año 2017 fue uno de los tres años más cálidos desde que existen registros, con temperaturas extremas no alcanzadas hasta esa fecha.
“Ahora más que nunca, la comunidad internacional debe dar prioridad a abordar los problemas oceánicos de manera integrada, interdisciplinaria e intersectorial”, señala el informe.
Para Guterres el mundo se enfrenta a una “emergencia global sobre los océanos”.
El titular de la ONU advierte que las amenazas al medio ambiente deben “tomarse en serio”, dado que el futuro colectivo y la seguridad de la humanidad “están en juego”.
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