La mayoría de los migrantes cuentan con estudios universitarios
POR: Ezequiel Castillo / Norma Rodríguez
Después de que dio inicio la caravana migrante donde las personas buscan mejores oportunidades de vida; la población aún no ha aceptado dicho movimiento debido a que algunos migrantes han causado controversia al menospreciar los alimentos recibidos, mientras la gran mayoría han agradecido el apoyo de los mexicanos.
Hasta ahora continúa existiendo un gran nivel de intolerancia hacia ellos, ya que algunos desconocen los verdaderos motivos por los cuales han emprendido tan largo viaje.
Muchos de ellos han viajado por más de 15 días hasta llegar a Matamoros, frontera tamaulipeca en colindancia con el estado de Texas en los Estados Unidos, la gran mayoría no solo cruzó este país, si no que tuvieron que pasar por otras fronteras y ahora, están en la espera de ser atendidos por las autoridades estadounidenses.
Con o sin el apoyo del pueblo mexicano, los migrantes continuarán a paso firme hasta lograr llegar a su destino y concretar la meta que se fijaron “lograr tener una mejor oportunidad”, lejos de su lugar de origen.
“Mi objetivo es llegar a los Estados Unidos, país de libertad”
Por más de un par de meses, los migrantes se han instalado en la ciudad y recuerdan a la población que su único interés es llegar a Estados Unidos. Algunos vienen saliendo de un país con problemas, por lo que no buscan incomodar a nadie, ni quedarse en Matamoros.
Ronal Sicilia, proveniente de Cuba, dio a conocer que tardó más de un mes y medio hasta Matamoros, pagando más de tres mil dólares (equivalente a los 54 mil pesos tentativamente).
Las adversidades de la vida continúan poniendo en su paso complicaciones; en países como Guatemala, Honduras, El Salvador, existe un gran índice de violencia, así como grupos delictivos. La dictadura lleva más de 60 años, por ese motivo decidió migrar.
Al ser cuestionado en relación al objetivo principal de su viaje, respondió que llegar a los Estados Unidos es llegar al “país de la libertad”, afirmando que es ahí donde las leyes se cumplen de verdad.
En su país era contador, aunque también ejerció de albañil, aun así la mayoría de los cubanos que han llegado, cuentan con carreras, confirmando que no son delincuentes; en un mensaje al mundo, Sicilia detalla que no los repudien porque no le hacen daño a nadie.
El migrante que busca un milagro
Las historias de los miles de migrantes que han pasado por Matamoros varían según la vida que llevaron en su país y la quieren dejar en el olvido. Un ejemplo de esto lleva por nombre Javier Osorio, indocumentado cubano que anhela el milagro de volver a ver a su familia en los Estados Unidos.
Javier lleva en Matamoros más de un mes y ha logrado sobrevivir gracias a la bondad del pueblo mexicano y a las organizaciones civiles americanas que les aportan alimentos, así como vestido, para que sobrelleven su estancia en tierras tamaulipecas.
La historia de Javier es similar a la de muchos cubanos, pero a diferencia del resto de sus compatriotas, él espera encontrar una dosis de bondad en las autoridades americanas. Le asalta la esperanza de que un día las fronteras sean abiertas para que los dejen cruzar sin problema.
Chef de profesión y con un buen trabajo, Javier gozaba de un “buen salario” en su natal Cuba, pero los 40 dólares que ganaba mensualmente no se comparan con el gasto que él y su familia realizaban, para poder subsistir en el país del que huyó hace más de cuatro meses.
La falta de buena vida no es la única razón por la que Javier dejó atrás a su familia, a su hogar y a sus padres, sino la represión que viven por parte del gobierno; el pueblo se ve superado ante tanta injusticia de la que son víctimas y aunque la delincuencia es poca, la opresión y la falta de compromisos de sus dirigentes hacia su gente les hace salir de Cuba.
El chef explica que conoce las dificultades a las que se va a enfrentar estando fuera de su tierra natal y alejado de los suyos, pero asegura que todos los esfuerzos son soportables siempre y cuando haya un buen resultado que le ayude a apoyar a sus familiares que se quedaron en tierra cubana.
La historia de Javier Osorio es una de tantas que se cuecen en tierras matamorenses; él a sus 30 años de edad sabe que la vida es amarga y que la lucha para alcanzar sus objetivos es más ardua que lidiar con las condiciones de su país; aún así… asegura que no regresa a Cuba.
Una de las preocupaciones de Javier es no poder acceder a una cita con el Gobierno de Estados Unidos, ya que es el número 1590 en la lista de espera, lo cual desvanece sus esperanzas cuando ve pasar los días sin la posibilidad de ser llamado pronto, o bien, de que pasen a alguna persona, pues han pasado hasta 15 días sin citas para ellos.
Mientras pernocte en Matamoros, este joven chef seguirá sentado en el bordo del río Bravo a la espera de que su “milagro” se cristalice; pide la oportunidad de trabajar pero su estatus migratorio no se lo permite.
“Queremos una mejor calidad de vida”
Sin duda alguna, existen testimonios donde se atreven a decir sus nombres al ser cuestionados, sin embargo la gran mayoría al abordarlos, deciden no brindar información debido a la manipulación de algunos medios locales.
Al querer expresarse se protegen bajo el anonimato, tal es el caso de una madre de familia de origen venezolano, quien por más de una semana llegó hasta esta frontera, pagando alrededor de dos mil 500 dólares (45 mil pesos tentativamente), cruzando por diferentes adversidades a tal grado de pensar que existe una persecución por parte de su gobierno.
Es importante destacar que esta cantidad económica se logra con grandes esfuerzos, los sueldos en ese país son muy bajos, pero ello no los desanima. Buscan llegar a los Estados Unidos, para ofrecer a sus hijos una mejor calidad de vida.
En Venezuela, se comenzaron a quedar sin servicios, y sin educación, debido a que los docentes decidieron migrar a otros países aledaños dejando a menores haciendo estas funciones, enseñando a los más chicos en los grupos, clases reducidas, la jornada escolar únicamente duraba una hora debido a la falta de docentes.
Extorsiones, robos y sin libertad de disfrutar de áreas públicas, es lo que dejan en Venezuela, así como a familiares, indicó una mujer acompañada de sus hijos, que será recibida en Estados Unidos por una amistad.
Propietaria de tres negocios, dedicada completamente al comercio, sin embargo los robos la fueron consumiendo y tuvo que cerrar, por esta razón, hace un llamado a la población, pidiendo a todos ser de mente más abierta, aclarando que no buscan hacer un mal, únicamente velan por su bienestar.
Este caso se presenta con todos en general, médicos, maestros; desde el más necesitado hasta el más preparado ha decidido migrar y solicitar asilo político a un país, sosteniendo una espera pacífica, ganando el pan de manera honesta y algunos otros esperando ayuda de la misma población.
La migración se ha dado desde hace muchos años alrededor del mundo.
Al dialogar con diferentes personas de varias nacionalidades (todos ellos están en espera de una respuesta por las autoridades correspondientes), coincidieron, su objetivo es EE.UU y contar con una mejor calidad de vida.
Muchos les voltean la cara cuando solicitan una ayuda para lograr solventar sus gastos del día, para alimentar a sus familias, a un esposo, a un abuelo, un adolescente o un niño, la ayuda llega, pero es insuficiente, porque la espera continúa y es cada vez más pesada para cada uno de ellos.
La falta de ayuda a los migrantes les incita a pedir colaboración a la población para sufragar los gastos más básicos de cualquier persona en el mundo, comer, vestir y tener un techo con el que cubrirse.
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