De acuerdo al diario El Mundo, una serie de bombardeos de la coalición internacional que lidera EEUU contra posiciones militares oficialistas. El ataque, el primero de Occidente contra el ejército sirio tras el bombardeo posterior al último ataque químico en Guta el pasado abril, ha golpeado enclaves castrenses leales al Gobierno sirio en el este del país.
«Algunas de nuestras posiciones militares entre Al Bukamal y Himea fueron golpeadas esta mañana en una agresión de aviones de guerra de la coalición americana», citó SANA a fuentes militares. Según las mismas, el castigo aéreo causó sólo «daños materiales». SANA arguye que este nuevo ataque «se enmarca en el apoyo explícito de la coalición a las organizaciones terroristas».
En Washington, un portavoz del Pentágono, Adrian Rankine-Galloway, ha matizado que «no tenemos datos para corroborar estas informaciones». Por su parte, el pro opositor Observatorio Sirio para los Derechos Humanos informó de la muerte de 12 combatientes pro gubernamentales en una zona al sur de Al Bukamal, que suele estar sometida a esporádicos asaltos por parte del Estado Islámico.
Estas informaciones parecen confirmar las denuncias vertidas por Internet por parte de grupos de la órbita de la milicia del partido libanés Hezbolá. El grupo de orientación chiíta, cuya infantería lucha del lado del presidente Bashar Asad, ha declarado que los bombardeos tuvieron lugar cerca de la denominada T2, una instalación energética próxima a la frontera con Irak, 100 Km al oeste del Éufrates.
La provincia de Deir Ezzor se ha convertido en escenario de tres guerras simultáneas: la que una milicia multiétnica con apoyo occidental disputa contra los últimos reductos del Estado Islámico (IS en siglas inglesas), la que el ejército sirio y sus aliados rusos e iraníes combaten contra la misma organización, y la que enfrenta a los dos contrincantes del IS.
Este último choque, motivado por los deseos de influencia política y de adueñarse de un territorio que contiene las principales reservas de hidrocarburos de Siria, es el más inflamable. El motivo es que, en un pedazo de suelo sirio relativamente diminuto se concentran rivales tan dispares como Irán, EEUU, Rusia y Siria. El río Éufrates ejerce de frontera natural entre las zonas de influencia de los dos bloques en liza.
El riesgo a un incremento de tensión imparable ha sido real en varias ocasiones. En septiembre de 2016, cazas de la coalición mataron a docenas de soldados sirios en una base de Deir Ezzor, en lo que EEUU reconoció como un ataque «accidental». En febrero de este año, «cientos» de contratistas militares rusos, según EEUU, murieron a manos de la coalición tras una ofensiva oficialista a través del Éufrates.
Los esporádicos ataques de la coalición anti IS se suman a los más habituales, por parte de la aviación israelí, contra posiciones sirias gestionadas por Hezbolá y por la Guardia Revolucionaria iraní. Una cadena de ataques israelíes motivó que, según fuentes militares hebreas, fuerzas afiliadas a Irán lanzaran una ráfaga de proyectiles sobre la zona del Golán controlada por Israel, el nueve de mayo pasado, sin causar víctimas. El ejército israelí respondió, a su vez, lanzando un nuevo bombardeo contra «docenas» de posiciones militares iraníes en Siria.
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