El precio del combustible: inicio de una escalada inflacionaria
Quién pagará el costo será el consumidor: empresarios
Por: Carlos Santamaría Ochoa/ Mariel Jiménez
Cuando inicia un año, nos llenamos de expectativas, de planes, proyectos que deseamos sean positivos en todos sentidos; la lista de propósitos es una clara muestra de ello, sin embargo, algunos de éstos dependen únicamente de las condiciones que se presentan en la sociedad.
México inició el año con una serie de protestas de toda índole, que rayaron en un “vandalismo injustificado y aparentemente dirigido”, según algunas voces opositoras al gobierno, que ha dejado innumerables pérdidas en distintas entidades, ya que las mismas protestas degeneraron en saqueos a tiendas y almacenes, cuyas pérdidas millonarias serán absorbidas por las compañías de seguros a que tienen acceso.
La medida del alza a la gasolina en un porcentaje que oscila en el 20 por ciento ha causado una molestia general en el país, porque de todos es sabido –históricamente sucede- que a un incremento en el precio de los combustibles sigue una escalada inflacionaria en precios de bienes y servicios cuyas consecuencias, hoy en día, eran impensables: la violencia llegó ante el grado tan insospechado de enojo social.
Son muchas las razones que esgrime la autoridad al respecto, pero lo cierto es que hoy tenemos a una nación enojada, agraviada que no quiere o no puede entender que la gasolina cueste 20 por ciento más que hace un mes, y que ello sea un detonante para que los productos de todo tipo tengan incrementos varios.
Comerciantes e industriales ya han dicho que el aumento en los combustibles se trasladará a los consumidores, porque ellos no tienen forma de enfrentarlo. Lo de siempre: la población, el consumidor final es el que paga los cambios o errores en materia económica que marcan la pauta en el país.
Hay que ver en los medios electrónicos la diversidad de manifestaciones, concluyendo muchas de ellas en violencia: toma de casetas, saqueo de tiendas y agresión física a los cuerpos de seguridad que, al intervenir para repeler los actos violentos y fuera de la ley, reciben piedras, palos, fuego, bombas molotov… y la condena de una televisión entregada a un pseudoperiodismo amarillista que ensalza los actos vandálicos, como si de ello se tratara siempre.
La gasolina es considerada como un parámetro para medir el índice inflacionario en el país, toda vez que cada alza registrada, históricamente desencadena una serie de incrementos en artículos de toda índole: básicos, prioritarios, superfluos, y en servicios tanto oficiales como particulares. Lo anterior se conoce como inflación, y causa mucho daño en un país cuya economía está cuestionada por los que saben de estos temas y piensan que las medidas oficiales no han sido adecuadas.
La Comisión Reguladora de Energía –CRE- anunció que los precios subirían 14.2% en el precio de la Magna; 20.1% para la Premium y de 16.5% para el diésel, con respecto al precio máximo observado en diciembre de 2016.
Sin embargo, y de acuerdo a los datos estadísticos, el incremento ha sido mayor: durante 2016 se disparó el combustible.
Con estos ajustes, los precios promedio a nivel nacional del 1 de enero al 3 de febrero de 2017 serán de 15.99 pesos para la gasolina Magna; 17.79 para gasolina Premium y 17.05 para diésel.
Sin embargo Hacienda recuerda que cada una de las 90 regiones en las que fue dividido el país tendrá sus propios niveles; los precios máximos para cada zona están disponibles en la página de la Comisión Reguladora de Energía (www.cre.gob.mx), donde se puede consultar el dato, mostrando en la fronteriza un conflicto de gran magnitud, dado que muchos habitantes de la franja han decidido cargar combustible en ciudades de Estados Unidos, por convenir más a su economía, y en detrimento de los empresarios mexicanos.
No es un incremento general y único. Subirá cada día y a cada momento, y será más del 20 por ciento.
En un año, 21 Y 27 por ciento de aumento
El incremento anunciado por Enrique Peña Nieto puede interpretarse como inexacto. Como ejemplo, podemos mencionar que hace un año –enero de 2016- la gasolina Magna tenía un costo de 13.16 pesos por litro; la Premium, de 13.98 pesos y el Diesel, de 13.77 pesos. Hoy el costo es distinto: se habla de un 20 por ciento en general, sin embargo, y de acuerdo a datos de Petróleos Mexicanos, el incremento oscila entre el 21.5 y el 27.2 por ciento:
COMPARATIVO PRECIOS COMBUSTIBLES EN MÉXICO 2016-2017
Tipo Combustible | Enero 2016 | Enero 2017 | Incremento |
Magna | $13.16 | $15.99 | 21.50 % |
Premium | $13.98 | $17.79 | 27.20 % |
Diesel | $13.77 | $17.05 | 23.81 % |
Fuente: Elaboración Propia con información de Petróleos Mexicanos
Sobre este asunto se ha manejado todo tipo de información: las redes sociales han hecho una labor penetrante… pero desinformativa, ya que han incitado a la toma de instalaciones, protestas de toda índole e inclusive han propiciado que se desaten los actos vandálicos que poco o nada aportan a una solución.
Representantes de empresarios han declarado que un incremento de esta naturaleza detonará que suban precios en muchos productos, y el costo final será incrementado en detrimento del consumidor, quien será el que termine pagando esta diferencia.
Uno de los aspectos que propicia la inquietud entre la población es el hecho de que se ha anunciado que habrá distinto precio de acuerdo a cada región del país, y el mismo será flotante, es decir, puede cambiar de un día a otro y en todas las jornadas: no habrá nada que garantice que una persona pueda llenar su tanque por la misma cantidad en dos días seguidos. La realidad es cruda, difícil: no sabremos más cuánto se necesitará para llenar totalmente el tanque de combustible.
De acuerdo a la página losimpuestos.com.mx, ofrece un dato interesante en donde explica sobre el IEPS-Impuesto Especial Sobre Producción y Servicios- el cual se abona a la producción, importación o venta de gasolina, alcohol, entre otros productos.
Dicho impuesto, al igual que el IVA, es indirecto, es decir que los contribuyentes lo cobran a sus clientes quienes lo ingresan al SAT (Servicio de Administración Tributaria).
“Quienes realicen la venta de combustible al público en general, trasladarán un monto equivalente al impuesto establecido en ésta fracción pero en ningún caso, lo harán en forma expresa y por separado… Las cuotas a las que se refiere éste artículo no computarán para el cálculo del Impuesto al Valor Agregado“.
El IEPS, no aparece especificado en facturas, sin embargo forma parte del subtotal al momento de pagar.
De acuerdo a un comunicado de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público se indicó lo siguiente:
“Los precios máximos diferirán entre las distintas regiones del país, reflejando los costos de llevar los combustibles a cada una de ellas. La diferencia en costos obedece a la distancia de cada localidad a las refinerías de Pemex o a los puntos de importación, así como a los diferentes tipos de infraestructura para el transporte y distribución del combustible. Cuando en alguna localidad las normas ambientales exijan el uso de combustibles de mayor calidad, esto se reflejará también en el precio máximo.”
De igual manera se informó que a partir de febrero los costos serán actualizados semanalmente:
“Los precios máximos ahora se ajustarán con una mayor frecuencia comparada con lo que se hizo en 2016. Se comenzará con un sólo precio máximo durante enero y hasta el 3 de febrero de 2017, para después en febrero hacer dos actualizaciones semanales en las primeras dos semanas del mes. A partir del sábado 18 de febrero se determinarán de manera diaria”
Un pacto del Gobierno que no tiene futuro
En días pasados, el gobierno federal hizo un llamado a las fuerzas vivas para la conformación de un pacto en el que se pretendía establecer criterios que evitarían una crisis de precios: falló el intento, porque algunos gobernadores no estaban enterados, así como representantes de la industria de la transformación quienes asumieron haber sido ignorados en la estructura del documento que no conocían. Para variar, el pacto resultó fallido antes de su nacimiento. El Gobernador de Morelos, Graco Ramírez aseguró que la CONAGO –Conferencia Nacional de Gobernadores- no conocía el texto de referencia.
Por su parte, el presidente de la COPARMEX –Confederación Patronal Mexicana- Gustavo De Hoyos presentó un plan de trabajo de tres ejes que incluye mejoramiento de finanzas públicas, impulso a la economía familiar y combate a la corrupción. Estos ejes son los que la ciudadanía ha insistido en abordar, aunque lo cierto es que el impulso a la economía familiar no se ha dicho de qué forma podrá hacerse realidad.
Surgen voces de protesta por lo que puede venir…
La sociedad sigue atentamente el desarrollo de esta crisis que se cierne en el país, toda vez que puede surgir una escalada de precios, en el sentido de que, con el alza al combustible se puede desencadenar el incremento en cualquiera de los productos, bienes y servicios; no se olvida que el gas y la energía eléctrica ya han tenido un aumento sustancial, y es de esperarse que la espiral inflacionaria haga su terrible presencia en el presupuesto de los mexicanos.
Para María Teresa Álvarez, madre soltera con un empleo en la maquiladora Delphi, la situación que se vive aún no comienza a empeorar:
“como siempre pasa, ya vemos los precios de la comida muy elevados; las tiendas nos vienen a cargar el costo de estos incrementos y suben todo, pero no lo hacen en el mismo porcentaje, y el sueldo menos nos alcanza”
Refiere al asegurar que de por sí el salario mínimo siempre ha estado muy por debajo de las necesidades reales de una familia promedio -5 miembros- y que se batalla para cubrir todo.
Es consciente que habrá que recortar algunas cosas, aunque le preocupa que también faltarían cosas importantes:
“hay medicinas que no nos las da el Seguro (IMSS) y tenemos que pagarlas nosotros, y también, es casi seguro que vaya a subir el costo de las peseras, lo que hará que menos me alcance el dinero”.
Y como María Teresa, muchos jefes de familia comienzan a temblar ante la probable escalada que se cierne como una amenaza virtual, aunque cada vez más real.
Rolando es chofer de un transporte urbano conocido como “pesera”, y manifiesta que el enojo surge cuando de por sí tienen que gastar de más en refacciones por el estado de las calles, cuando ahora habrá que pagar más de combustible: “vamos a tener que subir el precio del pasaje, y el gobierno tiene que entender que si no, no podremos enfrentar lo que se nos viene”, dijo.
Y para Carlos, quien es profesor, la medida le ha afectado:
“Yo llenaba el tanque de mi carro con 550 pesos, y ahora gasto casi los 700 pesos, y sinceramente, no sé como podemos hacer, porque los sueldos que tenemos no nos permiten muchas cosas; ahora tendremos más problemas para movernos, sin contar los aumentos que se vienen en cascada”.
La angustia recorre cada sector, cada colonia, cada calle, cada grupo social, porque se sabe que vienen aumentos en serie, aunque el gobierno insista en que se detendrá la espiral inflacionaria.
En ese sentido, representantes de organismos de comercio también están preocupados, porque los insumos tomarán este incremento dentro de sus costos, y habrá necesidad de subir precios. Es una escalada que aplica a todo lo que consume el ciudadano promedio, y eso lo saben ellos.
Sin embargo, el gobierno federal, en voz del Jefe del Ejecutivo Enrique Peña Nieto sigue anunciando medidas que pretenden detener lo que podría ser la crisis económica más importante en lo que va del presente siglo, y que amenaza con quebrar la ya de por sí deteriorada economía mexicana, amenazada por el fenómeno “Trump” y sus posibles decomisos al recurso de los mexicanos indocumentados que envían a sus familias, o la tan sonada construcción del muro fronterizo, la paridad peso-dólar que cada día alcanza “máximos históricos” y ubica a la moneda americana en niveles inalcanzables como antaño.
Lo cierto es que, 2017 se presenta con una carta de recomendación poco grata para la población, que sigue esperando que haya recortes en gastos superfluos de la administración federal, como los ya anunciados de la cancelación de la ostentosa obra del Instituto Nacional Electoral, aunque preocupa, y mucho, que diversas dependencias, congruentes con la necesidad de ahorrar, han anunciado –amenazado, dicen otros- que habrá recorte en las plantillas laborales. Tapar un agujero destapando otro, afirman los economistas.
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