No existe móvil, sospechoso o explicación del asesinato; descartan posibilidad de un crimen de odio racial o étnico-nacional
El odio, confusión y desesperación fluye en las calles de Chicago después de que hoy se supo que una familia de seis mexicanos inmigrantes indocumentados –dos niños, su madre, hermano y dos abuelos- no cometieron un suicidio-homicidio como se había pensado, sino que sufrieron una lenta y despiadada muerte con múltiples golpes, acuchillamientos y balazos.
“Los asesinatos representan el incidente mortal más violento en la ciudad desde 2003”, editorializa DNA Info.
No existe móvil, sospechoso o explicación del asesinato. Tampoco se ha mencionado –o descartado- la posibilidad de un crimen de odio racial o étnico-nacional.
“Las puertas (de la casa donde vivían los seis mexicanos) estaban cerradas con candado, no hay señas de que intentaron entrar por la fuerza y la casa no fue saqueada”, robada, ni se encontraba desorganizada o encontraron balas sueltas, dice el Chicago Tribune.
Gobierno, medios de comunicación y vecinos coinciden en el comportamiento “devoto”, “extremadamente amigable” y de ética trabajadora de esta familia de inmigrantes que era mantenida por Noe Martínez junior.
Su empresa, United Service Companies, donde trabajaba humildemente limpiando aviones en el aeropuerto internacional de O’Hare, dijo estar: “verdaderamente entristecidos… él era muy querido por sus compañeros”.
Estas tres generaciones provenientes de Tarimoro, Guanajuato –dos abuelos de sesenta años, sus dos hijos de cuarenta y treinta años y los dos nietos- murieron de formas distintas y en distintos cuartos y pisos de su casa.
El Sr. Noé Martínez y sus dos nietos Alexis de 10 años y Leonardo de 13 murieron víctimas de múltiples ataques con objetos de “fuerza puntiaguda”, dijo Eugene Roy de la Policía de Chicago.
La esposa del abuelo, Rosaura Hernández y su hijo Noé Martínez junior fueron golpeados y también acuchillados hasta morir.
La madre de los niños María Herminia Martínez, cuyo esposo fue deportado a Cuernavaca y deja un tercer hijo con vida, murió víctima de múltiples balazos y fue la única que no fue golpeada o acuchillada, dijo el detective Roy.
Los niños nacieron en Estados Unidos cuando Herminia emigró hace 18 años junto con su hermano, son los únicos que residían de manera legal. Eran estudiantes en la Escuela Primaria Carson y futbolistas en el club Chicago Red Wings.
Mexicanos demuestran amor
En menos de 24 horas un mínimo de 600 personas –la mayoría con nombre hispano o mexicano- han donado $18,000 dólares para repatriar a Guanajuato los restos de los seis angelitos mediante la plataforma Go Fund Me (https://goo.gl/i8ub46).
“Mi nombre es Daniel soy un líder de un grupo de jóvenes de las parroquias de este vecindario: St. Clare of Monte Falco, St Gall y St Rita of Cascia. Nos gustaría organizar una colecta local. Por favor pónganse en contacto conmigo para ayudarlos”, escribió un donante.
Un hombre clavó seis cruces blancas, con los nombres de los fallecidos inscritos, en el jardín de su casa. Diez parroquias de inmigrantes mexicanos otorgarán su misa dominical a los seis de fe católica.
“Alexis y Leonardo eran nuestros estudiantes. La facultad de Carson recuerda con esmero y carino todas las experiencias que compartimos. Siempre serán recordados como amables y carinosos! Sincerely, Mr. Arriola, Mrs. Lizarraga and Mrs. Colesio”, cerraron sus maestros.
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