Durante las primeras semanas del gobierno de Donald Trump, más de 5,500 migrantes indocumentados han sido detenidos en diversas ciudades de Estados Unidos. Estas operaciones, dirigidas por agentes del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE), han sido promovidas por la administración, que los considera como “criminales”, a pesar de que muchos de los detenidos no tienen antecedentes penales y han denunciado abusos durante su arresto.
Los operativos, realizados en lugares como Nueva York, Los Ángeles y Chicago, se llevaron a cabo en un lapso de dos semanas, lo que demuestra el aumento en las detenciones en comparación con el gobierno anterior. ICE ha comenzado a compartir públicamente el número diario de arrestos y ha destacado el perfil de algunos de los migrantes detenidos, incluyendo sus nombres, fotos y cargos que varían desde manejar bajo los efectos de alcohol hasta abuso sexual de menores.
De los casos resaltados por ICE, la mayoría corresponde a migrantes de origen latinoamericano, con la excepción de una persona de Afganistán. Sin embargo, las autoridades no han proporcionado más detalles sobre los arrestos, como la nacionalidad exacta de los detenidos o el lugar específico de las detenciones. Cada oficina regional de ICE ha manejado la información de manera diferente, con algunas ofreciendo detalles a los medios y otras sin compartir datos adicionales.
Además, en ciudades como Dallas, San Antonio, Austin y Houston, se han reportado detenciones, pero los detalles siguen siendo dispersos. En algunas de las operaciones en Chicago y Nueva York, funcionarios clave como Tom Homan y Kristi Noem, encargados de la política migratoria, estuvieron presentes, lo que otorgó mayor visibilidad a estos operativos.
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